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Advierten sobre los peligros de FaceApp, la aplicación para verse viejo

FaceApp es la app del momento, la más bajada en la Argentina y en más de cincuenta países. Sin embargo, en las últimas horas empezaron a surgir dudas sobre la seguridad que esta aplicación ofrece a sus usuarios.

La aplicación fue creada por el ruso Yaroslav Goncharov y emplea redes neuronales para escanear caras y hacerlas más viejas, jóvenes, agregarles distintos tipos de barbas o incluso cambiarles el género, entre otras opciones.

Para los defensores de la privacidad, con estas acciones se le otorga demasiada información a la empresa sin saber qué harán con ella. «Todo este modelo de negocios está recogiendo cantidades masivas de datos personales sin ninguna idea de cómo podría ser utilizado en el futuro», señaló el comentarista de tecnología Stilgherrian al diario ABC.au.

El servicio también quedó expuesto a acusaciones de racismo cuando se comprobó que uno de sus filtros blanqueaba la piel de usuarios de color con el supuesto objetivo de volverlas más atractivas. En su momento, Goncharov pidió disculpas por la situación y retiró las herramientas bajo cuestionamiento, publica La Nación.

¿Debe ser esta app un motivo de preocupación?

Los expertos en seguridad informática recomiendan, cuando menos, alejarse de este tipo de apps. Prometen diversión gratuita a cambio de algo que para las empresas de informática o ciberseguridad es oro puro: datos biométricos de millones de personas alrededor del mundo.


Es sabido el poder que conlleva el poder manejar información. Los usos son casi inimaginables, pero los especialistas advierten de colocación de productos, publicidad y marketing, como mínimo. Y ni hablar de utilidades en lo político.

Meses atrás, millones de personas también regalaron información valiosísima en forma de fotografías: cómo eran hace 10 años y cómo son ahora. Se lo denominó #10YearChallenge.


Luego del escándalo de Cambridge Analytica y Facebook, muchos se preguntan en qué servidor se compilan estos datos y a quién se los venden si así fuera el caso. Los sistemas de reconocimiento facial e inteligencia artificial, entre otros, tuvieron materia prima esencial para poder ser perfeccionados con pruebas empíricas.

La especialista en tecnología Kate O’Neill escribió en la reconocida revista Wired: «Las interacciones humanas son el núcleo de lo que hace que el Internet de las cosas sea interesante. Nuestros datos son el combustible que hace que las empresas sean mas inteligentes y rentables. Debemos exigir que las empresas traten nuestros datos con el debido respeto pero también debemos nosotros mismos tratar nuestros propios datos con respeto».

No es casualidad que Facebook precisamente haya estado desarrollando un sistema propio y superior de reconocimiento facial, llamado DeepFace. Promete identificar a las personas con una precisión de 97,25%. Lo más difícil ya lo hicieron: tienen en sus servidores cientos de millones de fotos que a diario se suben donde poder poner a prueba sus algoritmos.
En el caso de FaceApp, la aplicación toma acceso de la cámara y hasta de nuestro galería de fotos. ¿Quién le dio acceso? Nosotros cuando le otorgamos el permiso para que entrara a piacere.

Nuestros datos no son solamente nuestro DNI, el CUIL o CUIT o la clave del email. Debemos dejar de pensar analógicamente y comenzar a entender que toda interacción con los smartphones y demás servicios digitales sean redes sociales o software en la nube, toma datos que nosotros brindamos. Somos nosotros quien podemos poner un límite.

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