Miguel Lifschitz, ex gobernador de la provincia de Santa Fe, murió este domingo a los 65 años por complicaciones en su cuadro de coronavirus.
El dirigente socialista estaba internado en terapia intensiva con respirador en un sanatorio privado de la ciudad de Rosario, adonde había ingresado el lunes 19 de abril.
La carrera política de Miguel Lifschitz
Lifschitz comenzó a militar en el Partido Socialista Popular movilizado por el asesinato de Salvador Allende a manos de la dictadura chilena. Sus primeros pasos en la función pública fueron de la mano de Héctor «El Tigre» Cavallero, intendente de Rosario entre 1989 y 1995.
Durante su gestión (Cavallero militaba por entonces en la Unión Socialista), Lifschitz fue director general del Servicio Público de la Vivienda (entre 1989 y 1992); y subsecretario de Obras Públicas (entre 1992 y 1993).
Fue alfil político de Hermes Binner en el armado del gabinete municipal de Rosario cuando el médico, ganador de las elecciones como intendente, lo convocó como secretario general, cargo que ocupó desde 1995 hasta el año 2001. Durante parte del segundo mandato de Binner, fue secretario de Servicios Públicos municipal hasta el 2003.
El 10 de diciembre de ese mismo año asumió como intendente de Rosario y logró la reelección en 2007. La carrera política lo llevó, posteriormente, a ocupar la banca de senador por el departamento Rosario en el 2011.
El cargo de gobernador de Santa Fe lo asumió en 2015 de manos de Antonio Bonfatti, en el ciclo de los tres gobernadores sociales (Binner, Bonfatti y el propio Lifschitz). En la fórmula lo acompañó el radical frentista Carlos Fascendini.
Actualmente, Lifschitz era diputado provincial del Frente Progresista y presidente de la Cámara Baja santafesina. Desde 2002 integraba la Junta Provincial del Partido Socialista de la Federación Santa Fe, y fue su secretario general desde 2008. Además formaba parte del Comité Federal del Partido Socialista a nivel nacional.
En marzo pasado había logrado acercar posiciones con el también ex gobernador Antonio Bonfatti -con quien mantenía diferencias internas- y el acercamiento entre ambos selló la chance para que Mónica Fein llegara semanas más tarde a ser la primera mujer en presidir el partido Socialista a nivel nacional.