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Fiorella iba a visitar a una amiga, cuando desapareció

En una situación desesperante, bajo una lluvia intensa, con poca visibilidad y sin poder controlar su auto, Fiorela Furlan solo atinó a llamar a su padre, para pedir ayuda. 

Según la reconstrucción que hizo la Policía, la joven, de 22 años, iba a visitar a una amiga que vive por la zona, “para tomar unos mates”, durante la tarde del sábado.

Fiorella circulaba por Avenida Ramírez cuando, al doblar hacia Gálvez, escuchó gritos. Era un vecino del lugar que intentaba advertirle la peligrosidad y virulencia del curso de agua. Unos metros más adelante, el arroyo que cruza bajo el puente se había desbordado y el panorama se tornaba muy complicado.

Fiorella sintió que era arrastrada por el agua. Su auto, un Suzuki Swift gris, comenzó a moverse sin control. Sin saber qué hacer, solo atinó a tomar el teléfono celular y llamar a su padre que, seguramente, iba a poder ayudarla. Sin embargo, por los nervios, las condiciones de la tormenta y la desesperación, la comunicación se cortó.

El vecino que había intentado evitar el accidente, llamó al 911 para pedir ayuda. Mientras tanto vio, azorado, como el agua hizo girar el auto sobre su propio eje y lo fue arrastrando hacia atrás, hasta que terminó cayendo por un espacio ubicado entre la calzada y una de las barandas del puente.

«Fueron 30 segundos, un minuto… Fue inmediato. El auto estuvo en el puente no más de 10 segundos», sostuvo el testigo.

Desde ese momento, la Policía la busca en medio de un panorama de total incertidumbre y angustia.

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