La Casa de las Mujeres que depende de la Subsecretaria de Mujer y Diversidad de la Municipalidad de Paraná fue desde mediados de enero el refugio de Fátima Florencia Acevedo y de su pequeño hijo de dos años y medio. Tras haber denunciado por más tres años a su expareja Jorge Nicolás Martínez por violaciones, golpes y violencia psicológica, un intento de quemarla con ácido muriático la llevó a la institución municipal.
Durante poco más de una mes, su vida transcurrió junto a su pequeño compartiendo con otras mujeres una casa en inmediaciones a calle Almafuerte. El horario en el que podía recibir a sus amigas era de 17 a 19. Quienes fueran a verla debían llevar documento y ella previamente debía avisar que recibiría visitas. «Por ahí pasa que se hacen pasar (los denunciados) por parientes o hermanos de las chicas que están ahí», explicó Fátima en un mensaje de voz a una amiga que iba a ir a visitarla.
En el mismo señalaba que como ya había salido la orden de restricción contra Martínez, ella podía salir «pero siempre acompañada».
Florencia López amiga de Fátima indicó a Entremediosweb que en una oportunidad, cuando estaban por ir a una placita a tres cuadras del refugio, la cuidadora les dijo: «chicas, vayan solas que yo estoy muy cansada». Esta respuesta sorprendió a las amigas.
Finalmente, la joven de 25 años salió el domingo por la mañana con su hijo y sin acompañantes, no regresó a la Casa de las Mujeres y recién 24 horas después de su ausencia las autoridades realizaron la denuncia. Esa noche no volvió al lugar, cerraron las puertas del refugio y recién al otro día se realizó el pedido de paradero en la Comisaría Tercera.
Para su amiga «ella no se fue a encontrar con Martínez porque le tenía miedo». Asimismo el lunes tenía control pediátrico de su hijo y el viernes había planificado reunirse con ella.