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Morena Rial y su impactante cambio físico: “Ahora puedo mirarme al espejo”

Morena Rial siempre remarcó que la pasó muy mal en su infancia y adolescencia, ya que le hicieron mucho bullying debido a su sobrepeso. Además de los desprecios, las maldades y críticas que sufría en el colegio, se llevaba muy mal con su mamá, que la sentaba a mirar Cuestión de peso para repetirle que iba a terminar como los participantes, según contó la joven.

Los años pasaron y después de varias dietas sin éxito, sufrimiento y mucho temor por su salud, la mediática habló con su papá y le dijo que quería hacerse el bypass gástrico. El conductor de Intrusos le brindó todo su apoyo y se encargó de buscar el mejor especialista para la cirugía, que fue un éxito. Durante dos meses bajó los 13 kilos que le pidieron para realizar la intervención y lo que vino después fue una sorpresa total: se sacó más de 50 kilos de encima. En las últimas horas mostró su impactante antes y después en las redes sociales y sus seguidores se quedaron sin palabras. Es otra persona.

Espejo. “Puedo observarme pasando frente a un espejo sin agachar la mirada, me celebro posando en una foto grupal sin sentir la necesidad de esconderme detrás de alguien. Me abrazo todas esas veces que sonrío al ver una foto mía en lugar de llorar. Sí, sucedía. Lo hacía. Posiblemente crecer tenga que ver con ser más fuerte, aunque me gusta darme el mérito por eso. Ni los demás, ni los años, ni el tiempo… fui yo. Fui yo queriéndome sentir mejor, fui yo peleando conmigo misma. Fui yo luchando por poder conseguir aceptarme. Porque un día me grité tanto, me insulté tanto, que pensé ese era el fondo de mi pozo”, comenzó relatando junto a varias postales de su transformación.

La hija del conductor de Intrusos dejó en claro que vivió épocas de mucho dolor. “Existían cosas ajenas a mí, como esos comentarios en las redes, que aun sabiendo que no tenía responsabilidad sobre eso, me culpé. Esas noches en que apreté tanto el puño de ira que sentí mis uñas lastimando mi palma y al notarlo culminó el enojo y di paso a la angustia, a esa que surge mientras me pregunto ’por qué me hago esto. Esa oscuridad, ese fondo que estaba tocando, utilicé para dar intenso impulso a la mujer que anhelaba ser”, agregó.

Por último, Morena -que es mamá de un nene de un año y medio-, reconoció que cada mañana se levantaba queriendo sentirse mejor. Le costó, y todavía está recorriendo el camino, pero no se da por vencida.

Veredas. “Me hablo con compresión, me abrazo con respeto. No puedo aceptar responsabilidad por aquellos que exteriorizan mierda impunes detrás de una pantalla, porque considero que hablar es mucho más fácil que luchar, que opinar sobre la vida de los demás toma menos esfuerzo que ocuparse de la propia, pero me encuentro en la vereda que deseo. Esa que me hace sentir superior por poder hacer silencio frente a aquello que no me compete y pudiendo elegir elogiar aquellos frutos de esas guerras que no vemos y la mayoría de nosotros pasa. Poder aceptar que ser mejor persona también es arte de la mujer que quiero ser. Esa que se abraza y abraza. Y si algo tengo que decirle a esa More, de hace unos años, es pedirle perdón, y prometerle que seremos más fuertes y felices. Vivan y dejen vivir”, concluyó.

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